sábado, 4 de agosto de 2012

Palpitando Asia


Sin auto y con la ruta desierta debido a la finalización de la temporada del kiwi, se nos complicaba llegar al trabajo cada mañana. Aún shockeada por el accidente, Maru decidió mudarse a nuestro primer lugar, Mount Maunganui, a vivir y trabajar en su antiguo empleo en el restaurante (esto último finalmente no se daría). Por nuestra parte, Flor y yo después de una rápida búsqueda nos mudamos a otra casa en el centro del pueblo, a pocas cuadras de la casa de un compañero de laburo.
El nuevo hogar era una habitación que alquilábamos en la casa de una familia compuesta por un policía Kiwi (con un gato más grande que el de Soldán, pero no viene al caso) casado con una Malaya y dos hijas de esta ultima (quienes vivían abajo en un piso separado). Además había otra inquilina, Shindy, también de Malasya, quien alquilaba hace varios meses.
Desde el primer día nos trataron con la mejor onda, y nos dijeron que en la casa acostumbraban a compartir las comidas, y así fue como tarde que llegábamos del trabajo nos esperaban con muchísimas cosas para comer. El primer fin de semana que estuvimos en la casa retribuimos tanta hospitalidad cocinando algo nosotros, así que le hicimos unos ñoquis caseros de papa con bolognesa (no le hicimos nada más típico de Argentina por algunas restricciones alimenticias que tienen debido a la religión).
Nuestra última noche en el pueblo decidimos pasar a Saludar a Shindy por su trabajo ya que no la veríamos al día siguiente y no podríamos despedirnos. Cuando llegamos, ella justo estaba saliendo así que nos volvimos los 3 juntos para la casa. De camino pasamos por un templo y ella nos dice “este es el templo al que voy yo, es más debería ir ahora” y de repente da un volantazo medio brusco y estaciona. Sin aclarar nada nos da unas monedas y sencillamente dice “síganme”. Al entrar tuvimos que dejar las zapatillas en una bibliotequita y cubrirnos la cabeza con unos pañuelos (queda para otro capitulo el tema del higiene de los pañuelitos). Creo que las bandanas le pueden quedar con onda solo a Jack Sparrow….lo mío era un desastre, parecía el pirata de una película barata! (con Flor ya estábamos bastante tentados, pero obviamente nada de reírse)
Para entrar yo lo tuve que hacer por un lado y ellas por otro, y todo el tiempo mantenernos separado. El lugar de los hombres todo decorado hasta las manos y el de las mujeres tenía una foto de Apu en la esquina… es tremenda la división que hacen! No se como las dejan entrar a las mujeres, una locura! Jaja naah! En serio, increíble como se la disminuye a la mujer.
El templo está dividido en dos plantas, la parte de abajo es todo un gran ambiente alfombrado con varios plasmas en las paredes y con una cocina gigante al fondo, y dos escaleras a los costados. Al entrar me senté en el piso y no me pidan que me cruce de gambas porque no me levanto más…Obviamente la gente me miraba medio raro, pero bueno yo no dejo de ser raro para ellos! O piensen como miraríamos nosotros a un simil Bin Laden sentado al lado nuestro un domingo en la iglesia…
Al rato Shindy me hace señas de subir, obviamente cada uno por su lado de nuevo. En el piso de arriba era un lugar gigante con sabanas en el piso y al fondo había un pastor/cura/rabino (llámenle como quieran) vestido de naranja con muchísimas flores a los costados, lámparas que lo alumbraban y un micrófono. En lugar de un altar tenía una gran urna de acero inoxidable, donde en filita fuimos a depositar las monedas que nos había dado Shindy (Nota aparte también para la fortuna que había ahí). Obviamente, al no conocer la cultura ni los ritos, uno trata de imitar a los demás para no faltar el respeto, pero algunas cosas se me pasaron, como caminar para atrás cuando te vas del altar para no darle la espalda al amigo que está llevando adelante la ceremonia. Quién es un Fantino en sus mejores épocas relatando la campaña de Boca mezclado con Riberito estirando las “o”. Increible la velocidad y el cantito que le mete al rezo!!
Después de un ratito, otra vez las señales, pero esta vez para bajar. De nuevo en la planta baja, vamos para la cocina y Shindy me dice “bueno, ahora vamos a comer”. Pispié rápidamente el menú y le tiré un “no, te agradezco, estoy bien…almorcé tarde hoy” A lo que ella me canta el vale cuatro y simultáneamente se pega el ancho en la frente y me dice “no, no, no entendiste…tenés que comer, la gente está mirando”
Ya no tenía escapatoria, así que como diría Francella “A comerlaaaaaa!!” Platito en mano y a agarrar lo menos posible y de mejor pinta (misión imposible). Meti un cuadradito que parecía merengue y otro que parecía un caldito Knor pero gigante. Flor, un poco más confiada, además de esto le agregó un pan relleno y frito. Cuando ya estaba pegando media vuelta y escapando para el corner con la velocidad del pájaro Caniggia, me dice “vení, vení que te faltó esto…” Cual árbitro con tarjeta amarilla, me sirve una catarata de un brebaje caliente y marrón de dudosa procedencia.
Nuevamente cada uno para su rincón como hubiese dicho el gran William Boo, pero esta vez (seguramente al ver nuestra cara de susto…je), Shindy me tira una soga y me dice “vamos a sentarnos los 3 al medio, no pasa nada”.
Haciendo el último intento de descarte le tiro “bueno, con carpa comete lo mío también”…se rió y dijo “no, no…tenes que comerlo vos” con una sonrisa casi nerviosa, mirando hacia el resto de la gente que nos vigilaba atentamente aunque sin ser evidentes.
Así fue como apliqué la vieja técnica del bocadito seguido por un buen trago del líquido, como para que pase todo junto lo más rápido posible. Obviamente que le di una oportunidad al probarlos, pero realmente era muy feo, el “caldito” tenía gusto a eso…pero imagínenselo dulce!! Y el brebaje, gusto a tierra con azúcar…mucha azúcar!!
Ah! Otra cosa que me olvidaba, cuando estaba sentado comiendo Shindy me dice “tenes que cruzarte de piernas” Así que con esfuerzo metí posición de Buda y a seguir concentrado en la comida.
Después de un rato nos levantamos y encaramos para la salida, obviamente caminando como un Sheriff del lejano oeste porque la sentada de Buda me había dejado mal….
Contento por la despedida tiré un saludo de reverencia como saludando al maestro Miyagui y salí a devolver el pañuelo y recuperar mis championes (como dirían mis amigos uruguayos).
Así fue como faltando un mes para llegar a Asia, ya me empiezo a acostumbrar a sus costumbres y solamente a algunas de sus comidas! jejeje
Les dejo foto con Shindy uno de los días que nos cocinó...esto si estaba rico!!

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